Por iniciativa del Dr. José Antonio Gegúndez se planteó en el Foro de FacoElche el tema: “Tecnificación versus Humanismo” en la relación médico paciente.
En su primera exposición planteaba la necesidad de una aproximación humanista hacia el paciente, necesaria llamada de atención ante el despliegue tecnológico en el que nos encontramos inmersos. Como referencia aportaba un artículo sobre los DDSS (Diagnostic Decision Support Systems), herramientas de gran valor que nos permiten orientar el diagnóstico, evitar pruebas innecesarias y en definitiva solucionar la enfermedad que aqueja a nuestro paciente de manera más rápida y eficiente. Pero la inteligencia artificial no puede reemplazar al médico ya que no posee el conocimiento tácito, ese conjunto de señales que percibimos a nivel subconsciente y nos permite categorizar el dolor, las emociones y sentir empatía hacia el enfermo. Es necesario crear un clima de confianza y seguridad, ya que la satisfacción del paciente redundará en el reconocimiento de éste hacia el buen hacer del médico y eso es un aliciente que todos valoramos.
La Medicina es una ciencia y un arte. La ciencia avanza y nosotros con ella, pero ¿Qué ha pasado con el arte de curar?
El profesional actual se encuentra atrapado en una vorágine en la que se le exige acertar siempre y resolverlo todo en un mínimo de tiempo. No hay espacio para reflexionar, hablar o incluso tocar al paciente como aconsejaba el Profesor Barraquer.
El Dr. Manuel Tavares Correia aportaba un interesante artículo que consignaba el tiempo que se destina a los registros informáticos, tiempo de consulta que se detrae de la exploración y la conversación con el paciente[1]. Según el estudio, los oftalmólogos que participaron destinaron en promedio un 27% del tiempo en consignar datos para registro. Además se encontraron correlaciones con la carga asistencial y el síndrome de burnout en el que también interviene el estrés generado por la sobrecarga que supone la utilización del ordenador para documentar el acto médico.
Actualmente ya muchos pacientes perciben que la pantalla del ordenador constituye un obstáculo a la comunicación con su médico.
El Dr. Marcos Gómez hacía hincapié en que una de las causas de la pérdida de valores en la profesión tiene su origen en las primeras etapas de la educación. La formación que actualmente reciben nuestros niños y jóvenes, en la que se prioriza un modelo mercantil e individualista basado en el éxito personal va en contra de una formación más humanista. El modelo empresarial vigente en muchos centros educativos[2], incluidas las universidades, no constituye un buen augurio de cara al futuro. Aunque como bien puntualizaba el Dr. Gegúndez, el trabajo en equipo que tanto se proclama necesita para aplicarse de las relaciones interpersonales.
El Dr. David Pérez Silguero nos recordaba al médico francés Adolphe Gubler quien citaba frecuentemente a Claude Bernard: “curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre”. El Dr. Juan Antonio Cárceles nos retrotraía aún más en la historia citando a Imotep III, primer oftalmólogo conocido que ya en el antiguo Egipto decía a sus pacientes: “Te puedo curar, haz este tratamiento. Te puedo ayudar, voy a intentarlo. No te puedo ayudar, ve a rezar a los dioses.”
También nos aportaba un artículo informando sobre la creación de la Fundación Humans[3] destinada a fomentar el humanismo en todo el sistema sociosanitario.
Una aproximación más humanista al paciente no sólo involucra a éste y a su médico. Los familiares, los cuidadores, el personal auxiliar y también las sociedades médicas, los colegios profesionales, las universidades, las estructuras administrativas y las empresas privadas de salud también constituyen el entorno en el que se desarrolla el acto médico.
Es necesario que la formación del futuro médico incluya competencias en comunicación asertiva e inteligencia emocional. Es necesario que los sistemas de registro y los trámites burocráticos no constituyan el eje alrededor del que gira el acto médico. Es necesario que la medicina se oriente hacia el paciente y que seamos capaces de abordar el problema desde una perspectiva integral.
¿Es necesario un líder? Según el Dr. Gegúndez, si. Un auténtico líder de opinión que desde la humildad que da el conocimiento promueva estos valores en contra del individualismo imperante y el afán de protagonismo en el que caemos más veces de las que quisiéramos. Aunque todos podemos liderar el cambio en nuestro entorno, ya que, como él mismo afirma: “El humanismo, la humildad y la vocación de servicio a la sociedad no se proclaman, se practican”
Necesitamos reflexionar de manera individual y como colectivo sobre cómo ser mejores médicos siendo mejores personas. Porque como bien aportaba el Dr. Luis W. Lu: “Donde haya amor por la medicina habrá amor por la humanidad”.
[2] European Comission/EACEA/Eurydice,2016. La educación para el emprendimiento en los centros educativos en Europa. Oficina de Publicaciones de la Unión Europea.
[3] Revista IM Médico, 23 de octubre de 2017.
Autor
Carmelina Brito Muguerza
Especialista en Oftalmología.
Hospital Vithas Santa Cruz – Tenerife