Entre septiembre y noviembre 1944, el corresponsal de guerra y artista Thomas C. Lea, fue testigo del horror de la 2ª guerra mundial durante la batalla de la isla de Peleliu, entre los ejércitos de los Estados Unidos y Japón, y quiso plasmar ese horror en este cuadro, que tituló “The 2000 yards scare” (la mirada de las 2000 yardas). Quizás por la sensación de que miraba muy muy lejos.
Hoy designamos “la mirada de las mil yardas” a esa mirada vacía, desencajada, que mira fijamente sin mirar a nada, que presentan los que sufren lo que en psiquiatría se conoce como “trastorno de estrés postraumático”, que consiste en una neurastenia aguda (gran cansancio) acompañado de tinnitus (pitidos en los oídos), amnesia, cefalea, mareos, temblores, hipersensibilidad al ruido, y esa mirada característica en personas que han vivido una experiencia muy traumática. Sí las imágenes quedarán impregnadas en la retina, podríamos ver en el fondo de ojo las bombas cayendo, los compañeros muertos, niños llorando… Todo el horror de una guerra que, algunos dirigentes irresponsables se empeñan en repetir una y otra vez. La guerra de inocentes contra inocentes, mientras los culpables la observan tras una mesa de despacho.
Autor
José Samper Giménez
• Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alicante
• Oftalmólogo de la Clínica Oftalmológica Dr. Soler
• Oftalmólogo del Hospital General Universitario de Elche
• Colaborador en ONGD Anawim