Un estudio demuestra que, en esta era digital de menor parpadeo, la lágrima, su película y las glándulas de Meibomio se ven alteradas por los cosméticos perioculares. Esto se remarca más en aquellos que se perfilan por detrás de la base de implantación de las pestañas generando mayor DGM e incrementando la sequedad ocular al alterar la capa lipídica.